martes, 24 de diciembre de 2013

segundo siete




una casa sin vecinos. no una casa en medio del bosque. no una casa de playa virgen. no una casa de campo santo. una casa sin vecinos. una casa rodeada de otras casas llenas de vecinos muertos. una casa con mucho olor a vecino muerto. una casa con el desdén de haber hecho trabajo forzado forzando al vecino a acabar con su casa. con su hogar y su vida. una casa con hedor de soledad tranquila. una casa en donde el domingo amanezca de moscas y sonidos zumbantes entre el alcohol y la droga de la noche anterior festejando la ahora falta de vecinos por siempre. esperanzador por siempre. una casa en donde se pueda leer la biblia en silencio y hablar con madre en el teléfono sin ruido a respiración vecina. sin ruido a cercanía. una casa feliz. una casa en donde amen los amantes el sonido que escucharían los vecinos si aun vivieran. una casa perfecta y ausente de derredores en vecinos. una casa sin niños ajenos, sin televisiones ajenadas, sin gritos de goles de otros y no nuestros... te amo en esta casa. te quiero en mi casa lo antes que puedas para festejar las bodas de canaán con aguavino y sin vecinos. hemos de ser felices, hasta podría aceptar un perro que lama las llagas de los ya deshechos vecinos. de los descompuestos ex vecinos. una casa tan hermosa y cálida rodeada del frío de los cuerpos vecinos que alguien inhumará de llanto y mientras tanto mi casa sin vecinos de paraísos cercanos y míos es menos que compañía, más que profundo silencio y sosiego.




viernes, 18 de enero de 2013

Las llegadas hoy en día.




Yo me invento momentáneamente, como para existir de forma virtual mientras caigo a tierra.

Luego, poco a poco, voy desmembrando las bolsas que traje por equipaje y desmenuzo mi bagagge. Así, con el tiempo mirándome de cerca y con su entrecejo fruncido, desarmo mis paquetes y me esparzo a mis anchas por la vida, por la calle, por mi pieza...

De igual manera ensamblo una parte de lo que voy a necesitar: mi carácter por ejemplo. Luego vienen las virtudes en particular, los talentos. Siempre me gusta comenzar así, noto en mi a veces, un dejo de optimismo. Después vienen los defectos, los romances, las lágrimas, las historias inacabadas, los pensamientos de adolescencia, mis estudios secundarios, las maldiciones que más voy a utilizar, el lenguaje para entablar conversaciones, el oído musical, el disgusto por las multitudes, la necesidad de un apoyo literario, un hilo de trascendencia por lograr, que siempre estará ahí...

Este proceso me lleva, no lo voy a negar, un largo rato. Trabajo arduamente, sin distracciones, pensando en recompensas propias y futuras cual las lágrimas de emoción que comenzaré a sentir en cuanto nazca.

Una vez avisados todos mis procesos y habiendo revisado por segunda vez que la faceta del futuro amor certero quede incompleta e imposible de concretarse, desarmo mi primer unidad virtual creada al efecto solo de sentarme a organizar los procesos anteriores.

Ya estoy establecido. Mis premisas reinan en cada esquina; el cristal muestra sólo lo que debo ver el resto de mis días, hasta que sea desinstalado por el usuario. Arrojo un par de facilidades en la mesa, en el escritorio, me torno simple de entender, aprendo el lenguaje y dejo que aquel me manipule, comenzando por un paseo por el sistema operativo que le enseñará cómo utilizarme mejor y sacarme el mejor provecho según sus preferencias.

La instalación ha finalizado con éxito.
Desea reiniciar el equipo ahora?