martes, 16 de diciembre de 2014

Algo hay que hacer.




Sí. Algo hay que hacer. 
Cuando te desnudan el alma en código morse pero con las mismas palabras con las que vas a comprar vino, algo hay que hacer. 
Cuando te aparecen de repente en un agujero espacio.tiempo.extraño que nunca estuvo ahí y te gritan que han avanzado un cuadrito en la oca, hay que hacer algo. 
Cuando te cuentan un secreto a los gritos con lujo de detalle a la vista de todos y aun así es que te lo cuentan,  algo hay que hacer. 
Vos caminás a la verdulería y eso de pensar en lo menos productivo te lleva a darte cuenta de que hay que hacer algo. Porque de seguir así, de explotar para adentro, de desalinear y tirar el cuerpo a tierra en cualquier trinchera por las bombas por las dudas por el ruido por la dignidad, de esperar y no dar abasto y dejar que el optimismo nos invada cada vez que pateamos fuerte al medio y es gol, de planear por cuenta nuestra sin que nos confiesen, sin que nos obstruyan, de jugar a la escondida solos y sin cuenta, de seguir así se desarma el espejismo como se desarman las copas contra el piso pero en cámara lenta, por más grande que sea el deseo de beber de que uno este armado.

Algo hay que hacer.



jueves, 25 de septiembre de 2014

:Chat::





7:29


no pretendo que comentes
sos una extra de tv lectora del limbo ausente
inicial porque "visto por todos"
final porque el teléfono no suena

el castigo es siempre un gran arma, ey
dejo de desearte,
estas siendo castigado,
hasta que no entiendas las reglas no funciono

pero no entiendo las reglas
si las entendiera sería otra persona
que entiende las reglas
y eso ya es aledaño

tu dios quisiera que me acercara sin rebusque. sin laberintos. 

sin las mismas circunstancias. sin encuentros suburbanos intranet.
tu dios quisiera saberme sabio
constante
eterno internauta de mi plagio
de mi mismo

que tuvieras mi traje de halloween en marzo 
disfrazándome de tu piel errante
de tus nodos internos y sonrisas efímeras
de tu cuerpo voraz y tu carne permisible
de mis ganas de no ser yo tanto para ser vos más y detenerme en tu pecho para escupirte mi ánimo de nostalgia
de inframundos
de diluvios de alcohol punzante
de invitaciones a deshora y con deshonra
de ser menos de lo que suele dictar la imagen que le revoleo a mi espejo
cada día
cada noche larga de mi mismo



7:42



jueves, 21 de agosto de 2014

de cuando la gente se va




La gente se va (y suele irse) por reflejo y gusto ajeno. Nadie disfruta más el partir que el vidente en tercera que hace las veces de futuro relator de historias incontables. Es por eso que a cada acto nuestro vislumbrado por un alguien más, le ponemos tanto esmero y la improvisación del momento en que creemos vivir más a pleno. Brillamos a la altura de Nínive. Somos el uno en el instante en el lugar adecuado. Y hacemos de eso el arte de trascender ese momento. Mientras falte el público reñimos y escupimos el suelo en que dormimos. Mientras falte el auditor no hay discurso valedero. Pero si alguien que está mira el derredor sabemos que algo no está bien. Y la pregunta es otra vez... "Me voy? O me quedo?" A fin de cuentas es siempre la misma cosa. Si me voy nunca me voy a menos que lo vaya. Si me quedo, no me quedo si no tengo al menos ganas de que se queden conmigo. Ave.

miércoles, 20 de agosto de 2014

ma, llegué bien :)




Mamá, llegué bien... Sí... todo bien... es un viaje de una hora, ma... Sí, quedate tranqui, en serio... está bien que te preocupes... qué cosa es la que te preocupa tanto? ... no, no me estoy convirtiendo en un pelotudo, ma, ya era asi antes de tomarme el bondi... no, poca... poca gente pero venía un pibe en el asiento de atrás que no paró de hablar desde que subió tipo nueve menos cuarto hasta las nueve y treinta y seis... para que te mentiría?... porque lo decía el boleto y ahí me bajé yo pero seguía... no sée, hablaba de lo injusta que es la vida con él porque le salió una actividad con sus amigos y él no quiere dejar sus seis horas como ayudante de cátedra porque es mucha guita y a él le sirve y de repente no quiere estar en ese lugar donde todos son unos hippies sucios y el no sabe con quién hablar de cosas importantes como el destino del país y la inflación que sufre por tv... no se, se ve que era la novia, o una amiga pero que la trataba para la mierda eso sí, no se entendió bien por qué... eh? Porque se le cortó en un momento la llamada y le batió "sí, pero yo no escuché ningún 'se cortó' así que me cortaste vos, bueno, bueno, te estaba diciendo..." y así la llevaba a la pobre piba por todos esos lugares que el imagina mientras en el colectivo, te lo juro ma, no volaba una mosca, el resto de la gente estaba misteriosamente en silencio y el cole pasaba por la autopista, por esa parte viste que termina el pueblo y arranca el otro, pero entre medio hay campo despoblado aún y como había luna llena se iluminaba todo y la verdad me acordé de los lunáticos y algunas mareas, y de todas esas cosas de las que uno reniega siempre pero que a decir verdad no están tan mal junto al zumbido ronco del motor constante y la voz del pibito ese que se comía el mundo despotricando contra un amigo de él, contra el profesor y el injusto mérito académico que le tocó y dejándonos saber a todos que nadie es tan perfecto como para mirar a los demás y decepcionarse, porque capaz, ma, alguna vez fui yo ese pelotudo o lo voy a ser y seguramente intente cambiarlo, cosa que no está en mente de ese pibe en particular, pero bueno ma, llegué bien... no, no hay nada de comer... ma, si sigo hablando con vos me va a cerrar la granja.

martes, 8 de abril de 2014

no hay arte.

no hay arte sin muerte
no hay arte sin dolor contracara de alegrías
que esperan la tristeza pródiga
no hay arte sin silencio
no el de no escuchar
sino el de ese al que le prohíben hablar
no hay arte sin gente desnuda
no hay arte con almas de frac 
no hay arte sin hambre
no hay arte fino
no hay arte elegante. 
no hay arte coherente 
no hay arte sin entender que todo, absolutamente todo ser pensante es capaz del arte;
que algunos lo identifican y se agrietan para sublimarlo, 
y es un bien necesario oírlos
y otros tienene la misma infidencia,
y es un mal inminente evitarlos

no hay arte sin desarme 
sin rotura
sin desestructua
sin inframundos de unos martes que parecen de otros tiempos
y unos tiempos que parecen algo menos
lejanos
no hay arte de tapa
ni de menos
ni de más
ni de antes
ni desde luego que no hay arte si no se encuentra en el propio ser
otra parte del alma que estrujar

no hay arte desde la comodidad
no hay arte en el cielo de los católicos
no hay arte en el infierno
de los mortales 
no hay arte ni dejará de haberlo
mientras aún podamos deshacernos en polvo soplado
y reencontrarnos en los cuadernos que alguna vez volvamos a escribir, 
desde el sinsentido cotidiano, 
con gusto a incienso barato.

viernes, 4 de abril de 2014

arquitectura paranoide






- Y ud. de que se ríe?

- Ahh... de qué me río... En realidad no me río tanto, sabe. No me malinterprete. Pero note... note, es imposible no notar algunas arquitecturas que se derrumban al primer temblor fuerte...

- Qué dice? Claro, que noto si se cae un balcón en el microcentro, no me subestime...

- Noo, Riera, no me está entendiendo. Las arquitecturas de las que le hablo son, digamos, un poco más... abstractas. Si se fija, las hay en todas partes, y son naturales... pero casi natural también es que se mantengan ocultas... creo más que nada para que la sensación de "espontaneidad" tenga algo de cabida. Hay un pasar, hay una naturalidad en toodo lo que ocurre... tan fluida que sorprende. No me diga que no le pareció casual que cuando ud. salía apurado del edificio justo entraba su vecino favorito y le tenía la puerta para que no pierda un segundo de trote. Esa concatenación perfecta es deica, Riera. Es, una construcción celeste y áurea tan fluida. Tan arquitectónica, de ahí es que le digo. Y cuando ud. un día sopla más fuerte de lo normal, digamos, SOPLA, tiemblan las cartas del castillo en la mesa, claro, posiblemente se le caigan. Pero luego, todo el castillo que ud. veia era un castillo más grande y abstracto de lo que parecía. Empieza a notar que, hay un esquema detrás de esas cartas. Que hay una logística perfecta de tiempos y recursos amalgamados como los metales, que tiene lugar, que DA lugar, que brinda espacios. Concesiones secretas. Permisos de interés, quizá, en pos del bienestar de otro, pero interés al fin. La sensación, Riera, que ud. siente cuando mira el televisor que le muestra su imagen desde la cámara que no vió al entrar. Porque, cuando ud. sopló, el castillo quizá, tembló... pero el castillo más grande, el abstracto, el que no se supone se viera, tembló más. Tembló tanto que simplemente una de sus partes, de tanto temblar atrás de ese velo de hermosa complicidad, se hizo acaso, visible. Por un instante, visible. Entonces ud. se pregunta... Qué cosa? No se qué se pregunta... solamente, se pregunta, vivencia la sensación... tan extraña...

- Quiere el consejo de un vecino? Pague lo que debe y déjese de hablar estupideces.

- Pero claro que si! Ahora... no entiendo a qué viene lo que...

- Arme el castillo con lo que quiera, cartas, corchos, botellas. Pero no pierda de vista, mi amigo, que cada cual quiere lo que le toca. que acá nada es gratis...

- Seguro que no, Riera. Pero hablo más de la...

- ... que todo tiene un precio. Y nada es más justo que reclamar lo que es de uno, lo haga ud. como lo haga, con elegancia, con falta de ella, con castillitos celestes o vecinitos corriendo. Despiertesé, haga el favor.

- Creo que ud. tiene toda la razón en eso, más aún...

- Buen día, Loza.





lunes, 6 de enero de 2014

manifiesto




yo creo en esa sonrisa. en la sonrisa de la que hablás. en la sonrisa alegre y despreocupada. feliz como las propagandas de Claro. creo en el hábito de despertar día a día a la hora adecuada. en no tener ojeras. en compartir fotos de pileta junto a las mejores amigas. con cerveza a cuentagotas. creo en el intento de Castaneda por lograr un mundo interior que celebre a poco plazo el calor de lo fraterno. creo en la publicidad de uno mismo. en las palabras de futuros mejores. en las maneras de que los demás sientan el peso de ser los demás. yo creo en la divinidad cuando uno se abandona. creo en el plazo correcto para enamorarse errando. creo en el encierro constante de la misma respiración que atraviesa el cuello desde atrás. creo en la familia futura, en la inocencia y la indolencia de los que no tienen mal. creo posible la meta de abrir caminos en cada puerta, en cada esquina, esquivando las ventanas del yo mismo, ya mismo, ahora sufra. en las horas de poca asistencia. en la caída del espíritu de a ratos largos. en el tiempo gastado por ganar tiempo que dure. en la desidia del deseo interno sin respuesta. en el enojo en las letras y la sonrisa del buen día. en el cuerpo limpio sobre el alma sucia de rollos de papel con tinta vieja. en el olor a sobriedad medida. en el encanto de la boca perfumada. en la senda del mañana sin percances morales. en el redescubrimiento de la vida desde ángulos forzados serialmente. en la mira de un momento de inhumana calma, con el sello de tu dios que nos apruebe. en las manos sin ampollas y las finuras de tu arte y las telas delicadas. en los colores del paseo de domingo cuando atardece sin testimonios posteriores. en los pasados que se realzan. en el brebaje que te duerme y no me duerme. en la poesía de los que manejan autos veloces a través de propagandas de no más de cincuenta segundos. sí que creo.

en los orgasmos a pesar de los consejos.





viernes, 3 de enero de 2014

la soledad de los números primos





no es fácil ser divisible por uno mismo y por uno. hay gente que es divisible por otros, en varios, en dos, por varios; por los primos, acompañados o solos. pero no sólo divisibles en sí mismos, y por uno. hay gente que se biparte, en muchos otros solitos y en muchos otros acompañaditos, que hacen huelga de soledades para no andar llamando a otro familiar. gente con lazos sanguíneos de segundo grado, incluso tercero y cuarto con jerarquía universitaria y gente que cree en los pares. no es fácil. la soledad de los números primos es un tema en sí mismo... y sólo divisible por uno.